sábado, 16 de abril de 2011

Campanitas de manicomio

marchaba perdido en un mar de botellas
que lindaba con un bosque de caras borradas
furioso por no entender que pasaba en su cabeza
buscando respuestas en whisky y cigarros.
a lo lejos vio que alguien de cerca lo miraba
conocía esos ojos pero nunca los había visto
y no pudo evitar perderse en sus brazos
besarla como si fuera producto de panal.
compartieron soles y lunas de vino
planearon viajes que nunca iban a hacer.
ella decidió volar mas lejos, el no supo despegar
una  psicodelica y un melancólico no se deben cruzar
pero de cualquier manera un tonto nunca olvida
que el corazón nunca perdona.
y el recuerda riendo a su ninfa de bosque sin luna,
 tinkerbell de manicomio
diminuta amante oportuna, medusa en su dormitorio

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