marchaba perdido en un mar de botellas
que lindaba con un bosque de caras borradas
furioso por no entender que pasaba en su cabeza
buscando respuestas en whisky y cigarros.
a lo lejos vio que alguien de cerca lo miraba
conocía esos ojos pero nunca los había visto
y no pudo evitar perderse en sus brazos
besarla como si fuera producto de panal.
compartieron soles y lunas de vino
planearon viajes que nunca iban a hacer.
ella decidió volar mas lejos, el no supo despegar
una psicodelica y un melancólico no se deben cruzar
pero de cualquier manera un tonto nunca olvida
que el corazón nunca perdona.
y el recuerda riendo a su ninfa de bosque sin luna,
tinkerbell de manicomio
diminuta amante oportuna, medusa en su dormitorio
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